viernes, 28 de mayo de 2010

Madame Chauchat

Me encantan las historias de amor de mis autores preferidos con sus libros, con sus autores preferidos... y me siento a escribir y no me escapo de la puerilidad. Pero saber que tengo este secreto en el ciberespacio, que escribo para tod@s y para nadie, me da valor.
Cuando de pequeña veía una película, me quedaba en el personaje un largo tiempo, caminaba, hablaba, comía como el personaje. Me pasa igual con los libros: fui madame Chauchat mirando a Hans Castorp en silencio, experimenté toda la tensión erótica entre ellos; por supuesto he podido ser Settembrini y su culto a la palabra, pero no! siempre me gana el romanticismo.
Cuando recuerdo La montaña mágica, pienso en el tiempo detenido, en largos paseos, largas discusiones, estar tendidos en la asoleadora de la terraza recuperando los pulmones enfermos mientras abajo la vida sigue... y en Hans Castorp y su madame, intercambiando una mirada... alimentándose semanas enteras con el recuerdo de un saludo.

miércoles, 12 de mayo de 2010


Me enfrenté a mi primera crisis de fe con "Memorias de una joven formal" de Simone de Beauvoir. Crecí en un colegio religioso, antes de cada jornada las monjas nos reunían en el auditorio a entonar el himno de la "Compañía de María", lo cantábamos con total compromiso, la vida era ese instante y los principios del colegio eran los nuestros:"..y si un día el sacrificio, de la vida te exigiera, préstale el pecho propicio que del cielo es beneficio morir por esa bandera." Morir por la bandera del colegio? En ese mismo auditorio jugábamos a ser artistas, allí montamos "La fierecilla domada" de Shakespeare y "Bodas de sangre" de García Lorca.
Estoy de acuerdo en que leer es un acto intimo, pero con la literatura teatral eso se rompe para mi. Disfruto la lectura en voz alta y a varias voces de los textos de teatro, y de ese disfrute nació "Mujeres al borde del drama". Este año, después de 7 de estarnos reuniendo a leer teatro, estamos dispersas, muchas por fuera del país; extraño ese espacio porque es también el del desenfado, la complicidad, la risa.
Lecturas memorables con mis amigas al borde del drama: "Maquina Hamlet" de Heiner Müller y "Las troyanas" de Eurípides en adaptación de Jean Paul Sartre.

martes, 11 de mayo de 2010

Primeras lecturas


Mi niñez,o tal vez mi temprana adolescencia: estoy acostada en el sofá de la biblioteca, bajo la ventana, con una novela de Corín Tellado. Largas horas soñando despierta. En otro momento estoy en la terraza, cerca del almendro, con el tomo de La Ilíada, tapa de cuero roja, y las historias de los dioses conquistando a las mortales.
Me gustaban por igual Homero y Corin Tellado!
Luego fueron los cuentos de Poe, soy miope y me prohibían leer de noche, pero qué mejor que la noche para leer un cuento de miedo? leer cuando toda la casa dormía, mi gran acto de rebeldía.
"La tercera palabra" de Casona, tenía 10 años y una marcada inclinación al romanticismo, puedo ser muy cursi. Me encontré con el Teatro a través del texto de Casona.

domingo, 9 de mayo de 2010


Como lectora nunca me he planteado nada diferente al disfrute de un texto bien escrito. Todavía recuerdo mi asombro ante el análisis que un amigo hacía de su lectura de "Los hermanos Karamasov" me tranquilicé pensando que tal vez para algunas personas la experiencia de la lectura es más intelectual, para mi es más física, aun no puedo olvidar cómo me perturbó el capítulo "El gran inquisidor" de este libro.