viernes, 28 de mayo de 2010

Madame Chauchat

Me encantan las historias de amor de mis autores preferidos con sus libros, con sus autores preferidos... y me siento a escribir y no me escapo de la puerilidad. Pero saber que tengo este secreto en el ciberespacio, que escribo para tod@s y para nadie, me da valor.
Cuando de pequeña veía una película, me quedaba en el personaje un largo tiempo, caminaba, hablaba, comía como el personaje. Me pasa igual con los libros: fui madame Chauchat mirando a Hans Castorp en silencio, experimenté toda la tensión erótica entre ellos; por supuesto he podido ser Settembrini y su culto a la palabra, pero no! siempre me gana el romanticismo.
Cuando recuerdo La montaña mágica, pienso en el tiempo detenido, en largos paseos, largas discusiones, estar tendidos en la asoleadora de la terraza recuperando los pulmones enfermos mientras abajo la vida sigue... y en Hans Castorp y su madame, intercambiando una mirada... alimentándose semanas enteras con el recuerdo de un saludo.

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